“Xolo” es un café muy especial. Llega de México, un origen que hemos explorado poco hasta ahora, y puntualmente de Chiapas, región donde se da una diversidad de microclimas que favorecen el desarrollo de una amplia gama de perfiles de sabor.
Delicado, suave y ameno. Esas son las primeras sensaciones que despierta en boca. Canela y tabaco aparecen como sus notas más particulares. Se las da su tipo de proceso, lavado, que se caracteriza por limpiar y sacar a relucir la información propia de los granos, para luego someterlos a un período corto de fermentación aeróbica, que favorece su notable dulzura y ese perfil especiado tan fuera de lo común.
Lo define su limpieza de taza con cuerpo cremoso-mantecoso y acidez cítrica. Además, es súper versátil, tiende a adaptarse bárbaro a todos los métodos y tipos de preparación. Al tratarse de un café más bien suave, de intensidad media, quienes prefieran potenciar su intensidad deberán jugar las variables: aumento de dosis / moliendas finas.
“Xolo” sale de Xoloitzcuintle, una raza canina originaria del territorio mexicano y sagrada para su cultura desde la era prehispánica, cuando se creía que estos perros eran compañeros espirituales capaces de guiar las almas de los difuntos a través del inframundo.