Guatemala Cima

Pampojilá es una palabra maya que significa “tierra donde se elevan las nubes brumosas”, y que no en vano, da nombre a la Finca de Alex Herrera, de donde proviene Guatemala Cima.

De nutritivo suelo volcánico, por encontrarse en la parte alta del Volcán de Atitlán, ahí el viento del sur acarrea, casi a diario, una cubierta de nubes húmedas que proporciona sombra natural a los cafetos, dándoles suficiente protección y tiempo para desarrollar su complejidad.

De dulzura amielada, perfil afrutado y cuerpo ligero, Cima es un café tan agradable cómo complejo. Cuesta reducirlo a dos o tres descriptores para explicar las sensaciones que genera y como estas se pueden percibir mismo en su fragancia, durante su molienda.

Las primeras sensaciones, al probarlo, están muy vinculadas a su alta presencia de ácido tartárico. Es un aporte del suelo volcánico, que junto a cierta sequedad en boca y la presencia de fruta, componen una nota dominante de vino blanco que marcan el perfil de este café.

A partir del primer impacto notamos que se van desarrollando muchas otras impresiones que ademas van tomando o relegando protagonismo de acuerdo a la temperatura.

Como buen café centroamericano, luego de ese vino blanco que mencionamos, aparece una presente nota de chocolate, pero que no se alcanza a definir como chocolate puro, por su aspecto frutal, llevando la sensación más hacia la de un chocolate con pasas.

Recomendamos disfrutar solo -sin leche- y sobre todo en extracciones de baja saturación, en las que su complejidad tenga espacio para expresarse.