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abril 02, 2024 2 lectura mínima
La historia de Etiopía Trueno empieza con dos hermanos productores: Asefa y Mulugeta Dukamo, de la zona de Bensa-Sidama. Los hermanos ayudaban a sus padres y vecinos con el cultivo de café. Apasionados por esta forma de producción, que entienden como un arte, estaban destinados a trabajar en la caficultura para mostrar el potencial de los cafés de su país y de su región.
Hoy, después de más de 15 años de trabajo constante, son propietarios de tres fincas y un beneficio de procesado húmedo, ubicados en Sidama, en medio de bosques naturales. Ahí, los cafés crecen bajo la sombra nativa de los árboles y a una altura que ronda entre los 2.100 y los 2.210 msnm.
La conjunción de todos estos factores naturales, más la pasión de los hermanos Dukamo solo pueden resultar en cafés excepcionales, tal como el Etiopía Trueno. Hablamos de un café complejo, pero sutil, de perfil afrutado al que cuesta restringir a las típicas tres notas o descriptores que generalmente se usan para identificar un café. Esto se debe a que, al prepararlo en métodos que ofrecen bebidas de baja saturación, como los de goteo o la prensa francesa, y a medida que pasan los minutos y va bajando la temperatura, van apareciendo y desapareciendo todo tipo de frutas, desde mango, naranja a cereza roja o moras. En todo momento está presente además una dulzura sutil y agradable, que recuerda al caramelo claro y un aspecto herbal que nos refresca, llevándonos a un lugar entre la menta y la hierba buena.
Trueno es, decididamente, un café especial, que siempre va a lucir su mejor cara en métodos de baja saturación, pero consigue ofrecer una gran taza de café en todo método con el que sea trabajado.