Nicaragua Fuego

Nicaragua Fuego

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Un 89+ que enciende la taza

Hay cafés que destacan por equilibrio, otros por rareza y algunos pocos por su capacidad de dejar una marca inmediata. Nicaragua Fuego pertenece a esta última categoría. Forma parte de nuestra línea 89+, esos cafés que, al ser catados, cruzan la barrera de los 89 puntos para entrar en el territorio que dentro de la especialidad se reconoce como excelencia. Es una edición que celebra la profundidad, la intensidad y el trabajo cuidadoso detrás de un perfil sensorial fuera de lo común.

El productor detrás del fuego

El responsable de esta obra es Hugo Nuñez, productor —y en muchos sentidos autor— de uno de los procesos más meticulosos que hemos visto. En su beneficio, los frutos enteros se dejan fermentar por no menos de 300 horas antes de comenzar el proceso de secado. Este método, conocido como Anaerobic Natural Sleeping Bag, requiere un control absoluto del ambiente y una comprensión profunda de cómo evoluciona la fruta en estas condiciones extendidas.

El resultado es un café en el que la dulzura se intensifica, las notas frutales se vuelven definidas y la boca se llena de una sensación envolvente que no pasa desapercibida.

Un origen que sostiene la complejidad

Proveniente de Mozonte, Nueva Segovia, Nicaragua Fuego nace en una región marcada por suelos volcánicos, alturas favorables y un clima que alterna entre lluvias abundantes y períodos secos, generando condiciones ideales para desarrollar cafés complejos y aromáticos. Nicaragua, ubicada en el corazón de Centroamérica, es reconocida por su arábica de especialidad, y este lote es una expresión totalmente fiel a ese potencial.

Una expresión sensorial que justifica su nombre

En taza, Nicaragua Fuego hace honor a su nombre. La fermentación prolongada potencia las notas de cereza roja, ananá y menta, que “prenden” en la boca con un brillo casi inmediato. Es un café amplio, intenso y a la vez preciso, donde la fruta, el dulzor y una frescura inesperada conviven con claridad.

Por su naturaleza, encuentra sus mejores versiones en métodos de filtrado con papel como V60, Chemex o Kalita, donde cada matiz aparece limpio y bien definido.

Una edición que se guarda

Siguiendo la línea de nuestras ediciones 89+, Nicaragua Fuego llega acompañado de una postal que traduce visualmente lo que pasa en la taza. En este caso, la imagen es obra del fotógrafo argentino Martin Pisotti, cuya mirada complementa la intensidad y el carácter del café.

Un café que deja huella

Nicaragua Fuego es una demostración del nivel que puede alcanzarse cuando el territorio, el productor y el proceso están alineados. Es una taza que se recuerda: dulce, frutal, vibrante y con una profundidad que se sostiene hasta el final. Una edición que honra al origen, celebra la técnica y, sobre todo, transmite todo aquello que hace que un 89+ sea verdaderamente especial.