Con alturas de hasta 2300 metros, la región de Bensa Sidama produce algunos de los cafés más complejos de Etiopía.
Expresivo y elegante, nuestro nuevo origen se destaca por sus notas de té negro, limón y damasco.

Sidama es la segunda región productora de Etiopía.
Se extiende por las tierras altas del Valle del Rift y la mezcla de elevación, suelo fértil y buenas precipitaciones la hacen ideal para el cultivo del café.
No es casual que en este Valle hayan surgido los primeros cafetos del mundo.
Dentro de Sidama, Bensa es una zona particularmente alta (hasta 2300 metros) y eso permite cafés especialmente complejos, con un marcado perfil afrutado.
Este café es producido por un colectivo familiar que desde hace 20 años ha estado creciendo y formando lazos en la zona.
Hoy en día poseen sus propias fincas y las de agricultores afiliados, con los que experimentan distintos tratamientos en el pasaje del fruto recogido al grano verde.
En este caso el proceso lavado explica la limpieza y la acidez justa de un café donde conviven notas como la del damasco, el limón, el té negro y el jazmín.
“Un objeto valioso que perteneció a la misma familia durante años.”
Esa es la definición de Heirloom, la palabra que engloba a miles de variedades silvestres que crecen en Etiopía.
En el país con mayor diversidad genética de café en el mundo, cada lote es una nueva puerta sensorial que se abre.
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